¿Por qué y
cómo se refracta la luz?
Eso de que un
rayo de luz cambie de dirección cuando pasa de un elemento a otro, les parece a
muchos un extraño capricho de la naturaleza. Resulta incomprensible, por qué la
luz, en vez de conservar su dirección inicial en el nuevo medio, elige un
camino quebrado. Los que piensan así se alegrarán seguramente de saber, que la
luz hace, en este caso, lo mismo que una columna militar al pasar el límite
entre un terreno fácil de andar y otro difícil. He aquí lo que dice sobre esto
el célebre astrónomo y físico del siglo pasado John Herschel.
“Figurémonos
un destacamento militar marchando, en formación, por un terreno que una línea
recta divide en dos zonas, una de ellas llana, lisa y cómoda para andar, y otra
terrosa y accidentada de tal forma, que por ella no se puede avanzar tan de
prisa como por la primera. Supongamos, además, que el frente del destacamento
forma un ángulo con la línea divisoria entre las dos zonas, y que, por
consiguiente, los soldados que forman dicho frente no llegan a ella al mismo
tiempo, sino sucesivamente. En estas condiciones, cada soldado, al pasar la
demarcación notará que se encuentra en un terreno por el cual no puede avanzar
tan rápidamente como antes.
Figura 1. Experimento
para explicar la refracción de la luz.
Ya no podrá
guardar línea con los demás soldados de su fila, que se encuentran aún en el
terreno mejor, y empezará a retrasarse cada vez más con respecto a ellos. Como
quiera que así le irá ocurriendo a cada soldado que pase por la línea
divisoria, al notar las mismas dificultades para la marcha, si no se rompe la
formación, toda la parte de la columna que haya pasado la demarcación se irá
retrasando de la restante y formando con ella un ángulo obtuso, en el punto de
transición de la línea de demarcación. Y como la necesidad de marcar el paso,
sin estorbarse unos a otros, hace que cada soldado marche de frente, es decir,
formando un ángulo recto con el nuevo frente de la columna, tendremos, que el
camino que cada cual sigue después de pasar la línea será, en primer lugar,
perpendicular al nuevo frente, y en segundo, guardará una relación con el
camino que habría recorrido, de no haberse retrasado, igual a la que existe
entre la nueva velocidad y la anterior”.
De una forma
más reducida, nosotros podemos repetir esta representación gráfica de la
refracción de la luz, en nuestra propia mesa. Para ello, una mitad de esta mesa
se cubre con un mantel (fig. 1) y, después de inclinarla un poco, se hace que
ruede por ella un par de ruedecitas fijas en un eje común (pueden servir las de
cualquier juguete roto). Si la dirección en que se mueve este par de ruedas y
la del borde del mantel forma entre sí un ángulo recto, el camino no se tuerce.
En este caso tenemos una ilustración de la regla óptica que dice: Todo rayo de
luz, perpendicular al plano de separación de dos medios diferentes, no se
refracta. Pero si la dirección del movimiento de las ruedecitas está inclinada
con respecto al borde del mantel, el camino que siguen aquéllas se tuerce al
llegar a dicho borde, es decir, en la divisoria entre los dos medios que
determinan la diferencia en la velocidad de las ruedecitas. No es difícil darse
cuenta de que, al pasar de la parte de la mesa en que la velocidad del
movimiento es mayor (la desprovista de mantel), a la parte en que dicha
velocidad es menor (la cubierta por el mantel), la dirección del camino (del
“rayo”) tiende a aproximarse a la “perpendicular de incidencia”. En el caso
contrario, se observa una tendencia a separarse de dicha perpendicular.
De esto puede
sacarse una enseñanza de gran importancia, que revela la esencia del fenómeno
que examinamos y que consiste en que, la refracción está condicionada por la
diferencia de velocidades de la luz en ambos medios. Cuanto mayor sea esta
diferencia de velocidades, tanto mayor será la refracción; es decir, que el
denominado “índice de refracción”, que caracteriza la magnitud de la desviación
que sufren los rayos, no es otra cosa, que la relación entre estas velocidades.
Cuando leemos, que el índice de refracción para el paso del aire al agua es de
4/3, nos enteramos al mismo tiempo de que, la luz se transmite en el aire 1,3
veces más de prisa que en el agua.
Esta
propiedad está relacionada con otra peculiaridad de la refracción de la luz,
que consiste en que: de la misma manera que el rayo de luz sigue al reflejarse
el camino más corto, al refractarse elige el camino más rápido, es decir, que
no hay ninguna otra dirección que conduzca más rápidamente el rayo de luz a su
“punto de destino”, que esta línea quebrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario