sábado, 5 de mayo de 2012

ROMPE HIELOS


¿Cómo funciona un rompehielos?

Si cuando tomamos el baño, antes de abandonar la bañera, destapamos el agujero de desagüe y seguimos tumbados en el fondo, notaremos que a medida que baja el agua y que nuestro cuerpo va saliendo de ella nos hacemos más pesados. De esta forma podemos convencernos de que el peso que pierde un cuerpo al sumergirse en el agua (recordemos qué ligeros nos sentimos en el agua) vuelve a reaparecer en cuanto dicho cuerpo se encuentra fuera de ella. Cuando una ballena hace involuntariamente este experimento, quedándose varada durante una bajamar, las consecuencias son fatales para ella. Resulta aplastada por su monstruoso peso. No es, pues, casual que las ballenas vivan en el elemento acuático, cuyo empuje las libra de la acción desastrosa de la gravedad.

Lo que acabamos de decir guarda estrecha relación con el encabezamiento del presente artículo. El funcionamiento del rompehielos se basa en este mismo principio físico. La parte del buque sacada del agua deja de estar equilibrada por el empuje de ésta y adquiere su peso "en seco". No hay que creer que los rompehielos cortan el hielo sobre la marcha, ejerciendo sobre él una presión continua con su proa, es decir, con la roda. Así funcionan los cortahielos. Pero este procedimiento sirve únicamente cuando el hielo tiene un espesor relativamente pequeño.

Los verdaderos rompehielos marítimos, como, por ejemplo, los célebres en su tiempo "Krasin" y "Ermak" o los modernos, como el rompehielos atómico "Lenin", funcionan de otra forma. Estos rompehielos tienen unas máquinas muy poderosas que les permiten montar sobre la superficie del hielo toda la parte de la proa, que para esto precisamente se hace muy sesgada debajo del agua. Cuando la proa del barco sale del agua recobra todo su peso y esta enorme carga (que en el "Ermak", por ejemplo, era de 800 t) presiona sobre el hielo y lo rompe. Los rompehielos tienen generalmente unas cisternas especiales a proa, que llenas de agua ("lastre líquido") sirven para intensificar la acción rompedora del buque.

Por este procedimiento trabaja el rompehielos mientras que el espesor del hielo no pasa de medio metro. Los hielos más poderosos se vencen por percusión del barco sobre ellos. El rompehielos retrocede, toma impulso y embiste con toda su masa el borde del hielo. En este caso lo que actúa no es el peso, sino la energía cinética del buque en movimiento. El rompehielos se transforma en una especie de proyectil de pequeña velocidad, pero de enorme masa, o en un ariete. Los bancos de hielo de varios metros de altura se rompen por la energía de los repetidos golpes que reciben de la sólida proa del rompehielos.

N. Markov, marino polar que participó en la célebre expedición del rompehielos "Sibiriakov" en el año 1932, describe el trabajo de este buque de la manera siguiente:
"Entre centenares de montañas de hielo y en medio de una capa helada continua dio comienzo la lucha del "Sibiriakov". La flecha del telégrafo de máquinas estuvo 52 horas seguidas saltando desde "atrás a toda máquina" a "adelante a toda máquina". Durante trece turnos marinos de cuatro horas el "Sibiriakov" tomaba impulso y penetraba en el hielo desmenuzándolo con su proa, se montaba en él, lo rompía y volvía a retroceder. Abrirse paso en un hielo que tenía tres cuartos de metro de espesor era difícil. A cada golpe avanzábamos en una tercera parte del casco".

La URSS posee los rompehielos más grandes y poderosos del mundo. El primer rompehielos atómico, el "Lenin", es capaz de avanzar sin detenerse por hielo de dos metros de espesor. Su reactor atómico le permite navegar varios años sin recargar combustible. En los próximos años se van a construir en la Unión Soviética otros rompehielos atómicos.

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